El sistema y la sociedad siempre trata de meter sus garras en todo para
etiquetarlo, corromperlo, contenerlo y luego destruirlo. Cual sea el
movimiento, si es puro, por lo tanto es peligroso.
Es una relación simbiótica: sin sociedad no hay sistema, lo que la sociedad ignora es que es
posible vivir en común acuerdo y
solidaridad sin necesidad de un sistema, ellos nos necesitan pero nosotros no
los necesitamos. Creemos que los necesitamos, nos programan para pensar que los
necesitamos pero no es así. Nos programan
mediante publicidades y medios masivos para consumir cosas que no necesitamos
con dinero que nos cuesta la mayor parte de nuestros días realizando tareas que odiamos, y cada vez es peor: el paradigma laboral,
en años anteriores, decía que cuanto uno más duraba en un trabajo daba cuenta de la lealtad hacia el empleo, hoy en día el paradigma cambió en beneficio a
los empresarios: cuanto más dure una persona
en su trabajo, más conformista es.
Véase lo estúpido del asunto:
gracias al amoroso contrato de tres meses, al empleador le cuesta mucho menos
dinero tener a una persona por tres meses y rotarlos cada tres meses, mientras
que el empleado (que rebota por doquier) cree que construye una vida más sólida siendo una mascota más obediente de la
mafia empresarial.
La gente como yo, y tantos otros, que despiertan y sienten la estafa,
necesitamos de algo verdadero y sincero donde refugiarnos, algo real que nos
demuestre que no estamos sólos entre tanta
frialdad y dolor. Encontramos la autogestión y la música.
No vamos a creernos tampoco que el sistema no metió su asquerosa mano en la música (no seamos
idiotas), el sistema nos hace creer que es imposible la expresión por fuera del sistema, nos hace creer que no existe gente solidaria y de
buenos sentimientos, nos aisla para que no nos veamos y, por ende, no podamos
unirnos porque saben lo que un grupo de gente con una meta verdadera y sincera
pueden lograr. Los que consideramos la música como vía de expresión y la autogestión como vía para un cambio
socio contracultural, nos atrevemos a desafiar estos límites impuestos para demostrar que la libre expresión es posible sin necesidad de un sistema. Y éste, como todo
imperio, contraataca.
Contraatacan para obligarnos a pensar que para sacar un disco hay que tener
un contrato con una empresa multinacional que dice "toquen lo que suena en
la radio, así sea basura. Es lo
que vende" así poder filtrar a
los artistas y contratar etiquetas fácilmente
consumibles, aptos para el oído ignorante.
Lo que pasó el sábado pasado fue una clara muestra de contraataque, con una clara actitud
fascista por parte de miembros del pueblo que, por un sueldo miserable,
arremete contra el pueblo defendiendo los intereses de la mafia política y empresarial. Y, a no equivocarse, esta no es la primera vez que
pasa.
Meses atrás, con un recital
de la banda hardcore punk Funerales como contexto, la situación fue la misma (calcada) a la exacta misma hora en el mismo lugar: La Última Frontera, un lugar 100% autogestivo que funciona (legalmente) como una
sala de ensayo pero que hace fechas de vez en cuando.
Lo que más le hace ruido a
este humilde servidor es la ridiculez del asunto. El sabado pasado, la gente
del sello Where's The Unity hizo una fecha solidaria a favor de la gente que
perdió todo a causa de la reciente inundación que asoló ciertas partes de
esta provincia (sectores olvidados, vale agregar) y, si bien se recaudaron
fondos y donaciones para este trágico suceso, la
fecha no se concretó en su totalidad
gracias a las amorosas fuerzas de la ley. Me hace ruido el contraste de este
asunto: en los locales bailables de música electrónica o de música tropical, es
sabido de los hechos de violencia en dichos lugares también es sabido de la venta y consumo de drogas en dichos lugares y también es sabido acerca de las coimas de dichos lugares hacia la policía y los inspectores de la Ciudad gobernada por nuestro querido Führer (Mauricio Macri). Tal parece que en dichos lugares, el amplio ojo de
nuestro Führer hace agua (convenientemente) concentrándose en la acción antifascista y
solidaria de un grupo joven que apuesta a un cambio socio contracultural que,
dicho sea de paso, no son una amenaza violenta para nadie.
Como siempre, el fascismo atacando a una minoría que apuesta a la libre expresión. Desde nuestros
humildes lugares, continuaremos la resistencia por nuestra libertad y
continuaremos apoyando y difundiendo los eventos antifascistas
contraculturales, nos negamos a formar parte de la mayoría silenciosa y aterrada. No vamos a caer sin luchar.
Gio.
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